Mito y Realidad sobre el consumo de leche

Desde pequeños nos han dicho que la leche es un elemento primordial en nuestra dieta, que nos hará fuertes y nos dará energía.  He escuchado a profesores, entrenadores, amigos decir: “Somos el único animal que seguimos tomando leche más allá de la lactancia” Estoy de acuerdo con esta afirmación, y, ¿por qué?. Nos han vendido la leche como la panacea a todos los males, evitar osteoporosis, conseguir una fuente natural de calcio, consumir proteína láctea… pero,¿ realmente es así?.

La realidad es muy diferentes a aquello que nos muestran, las grandes empresas lecheras nos dejan ver en su publicidad vacas pastando al aire libre y nos dan a entender que sólo se alimentan de hierba fresca, pero detrás de eso hay una gran explotación ganadera alimentada de pienso, semillas baratas, forrajes que a su vez han sido cultivados con multitud de herbicidas, fertilizantes que la vaca ingiere de modo indirecto.    Pero esto no es lo peor, lo más escandaloso es la cantidad de fármacos y antibióticos que se les administra al ganado con el riesgo que esto conlleva para el posterior consumo de su leche y carne.

Si tenemos en cuenta lo que se dice sobre el consumo de calcio y riesgo de osteoporosis, lo que leerá a continuación le impactará en gran medida. Un informe técnico llevado a cabo por la FAO (Food and agriculture organization), donde se recogían datos en relación a la osteoporosis,  revelaba algo impensable, al menos para los defensores de la leche, los países con mayor consumo de leche y derivados (EE.UU., Suecia, Israel, Finlandia y Reino Unido) presentaban las mayores tasas de fracturas de cadera relacionadas con la osteoporosis. Sin embargo, los países donde tradicionalmente existía una ingesta baja de leche (Hong Kong, Singapur, zonas rurales de África) presentaban la menor incidencia de osteoporosis.

Otro estudio en la misma línea publicado en 2001 llamado: Fractures, Calcium, and the modern diet, nos deja pensando gracias a esta frase : “¿Por qué las poblaciones que siguen dietas bajas en calcio, sufren menos fracturas que las sociedades occidentales que siguen dietas ricas en calcio.

              Quizá nuestra salud ósea no dependa tanto de la cantidad de calcio como la publicidad nos lo intenta hacer ver. Cada uno que lea y saque sus propias conclusiones. Yo, lo tengo claro, mejor conseguir el calcio de productos naturales y vegetales: avellanas, almendras, brócoli, salmón, semillas de sésamo…

¿QUÉ PREFIERES?