Cómo y cuándo tomar proteína como recuperador

¿Entrenas duro pero te sientes cansado al día siguiente? Puede que el problema no esté...

¿Entrenas duro pero te sientes cansado al día siguiente? Puede que el problema no esté en el entrenamiento, sino en la recuperación. La proteína como recuperador es clave, pero solo si se toma en el momento adecuado. Aquí está la diferencia entre progresar o quedarte estancado.

Durante el ejercicio, los músculos se rompen a nivel microscópico. Esa rotura es natural. Lo que permite que crezcan más fuertes es cómo se reparan después. La proteína ayuda en esa reparación. Aporta los aminoácidos necesarios para reconstruir el músculo y evitar el desgaste.

Sin proteína suficiente, el cuerpo tarda más en recuperarse. Aparece la fatiga, el dolor muscular y se ralentiza el progreso. Es como entrenar sin cargar combustible.

No basta con tomar proteína sin más. El momento es tan importante como la cantidad. Aquí los más eficaces:

Después del entrenamiento: el momento más efectivo

Justo al acabar el ejercicio, el cuerpo está más receptivo. La absorción de nutrientes se acelera. Tomar proteína en los 30-60 minutos siguientes mejora la reparación muscular y reduce el riesgo de fatiga.

Un batido es una forma rápida y cómoda de asegurar ese aporte. Cuanto más intenso el entrenamiento, más importante es este momento.

Entre comidas: refuerzo nutricional diario

Tomar proteína entre comidas ayuda a mantener los niveles de aminoácidos estables. Esto evita picos de hambre y mantiene el cuerpo en estado anabólico. También es útil si no se llega al requerimiento diario solo con alimentos.

Una dosis entre el desayuno y la comida o entre la comida y la cena mantiene el cuerpo nutrido durante todo el día.

Antes de dormir: proteína de liberación lenta

Durante la noche, el cuerpo sigue reparando tejido. Ingerir una proteína de digestión lenta, como la caseína, permite mantener ese proceso mientras se duerme. Es una forma de evitar el catabolismo nocturno.

Funciona bien si se entrena por la tarde o noche, y se busca una recuperación constante.

La cantidad varía según el peso, el tipo de ejercicio y la alimentación. Una dosis general es entre 20 y 30 gramos de proteína por toma. Más no siempre es mejor. El cuerpo no almacena el exceso, sino que lo elimina.

Mezclar la proteína con agua mejora la digestión. Si se usa leche, aporta más calorías. Todo depende del objetivo: pérdida de grasa o aumento de masa muscular.

Evita usarla como único recurso. La base debe ser una dieta equilibrada. La proteína en polvo es un complemento, no un sustituto.

Saber cuándo tomar proteína mejora la eficacia del entrenamiento. Un buen momento puede marcar la diferencia en tu evolución física. No se trata solo de entrenar más, sino de recuperarse mejor.

La proteína como recuperador es una herramienta potente cuando se usa bien. En nuestra tienda de nutrición deportiva, puedes ver distintas opciones según el tipo de ejercicio y horario. Elegir el formato adecuado te ayuda a mantener el ritmo sin perder energía.

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