Lesión común en corredores: periostitis tibial

¿Conoces esta lesión? ¿La has sufrido? ¿Cuánto tiempo de recuperación conlleva?... Son muchas las preguntas que nos hacemos, y que vamos a intentar descubrir a lo largo del siguiente artículo. Comenzaremos con la definición de la lesión repasando un poco su anatomía.

La periostitis tibial es una lesión muy común en corredores populares, ésta se da por inflamación del periostio, una membrana fibrosa que cubre los huesos, la cual contiene vasos sanguíneos y nervios que nutren y le dan sensibilidad al hueso. Cuando se produce esta inflamación sentimos como un quemazón en la tibia, imposibilitando en gran medida la carrera.

Causas u origen de la lesión:

– Zapatillas inadecuadas.

– Factores biomecánicos, alteración en la técnica de carrera.

– Sobrecarga muscular

– Entrenamiento excesivo o por el contrario falta de entrenamiento

– Pronación del pie lo que puede acarrear otras lesiones en la cadena cinética de rodilla, cadera, espalda…llegando a males mayores.

– Falta de estiramiento

– Traumatismos y golpes repetidos que desencadenan numerosas vibraciones en la zona tibial.

Vistas las causas vamos a pasar a dar una serie de pautas que se pueden desarrollar para su tratamiento:

Ante todo disminución de la carga de entrenamiento, evitando salidas largas. Además de ésto, aplicaremos frío en la zona durante 15-20min dos o tres veces al día dependiendo de la severidad de la lesión, siempre después de entrenar (en caso de que se entrene)

Es necesario el estiramiento de los músculos adyacentes a la tibia, tanto gemelo, como sóleo… además si eliminamos tensión de músculos de tren inferior como cuadriceps, isquio, notaremos mejoría también. Si el fisio lo considera necesario el vendaje funcional nos podría evitar ese tipo de vibración en la carrera evitando acentuar la lesión.

Por otro lado si la lesión persiste en el tiempo, no dudar en visitar a un podólogo, pues a veces un pequeño alza en el talón nos puede evitar recaídas. Además el buen estado de las zapatillas serán una buena prevención.

La prevención ante todo, pero si la lesión ha aparecido y nos mantiene en el dique seco, qué mejor manera que obtener un diagnóstico fiable y ponernos manos a la obra: fisio, podólogo, entrenador personal… rodéate de un equipo multidisciplinar que te ayude a mejorar.