Síndrome Cintilla iliotibial o «rodilla del corredor»

15 diciembre, 2013

¿Corre usted con frecuencia? ¿Además realiza entrenamiento de fuerza? ¿Ha empezado hace poco o es un veterano de las carreras? y la pregunta más importante ¿tienen dolor en el lateral externo de la rodilla?….

El síndrome de cintilla iliotibial, es la causa más común de dolor lateral de rodilla, con una incidencia entre 1’6% y 12% de las lesiones en corredores (Ellis, Waine & Reid, 2007). En ciclistas también puede aparecer. Se trata de una lesión por sobreuso, causada por la repetitiva flexo-extensión de la rodilla que puede conducir a una inflamación en las zonas que rodean a dicha articulación.

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Algunos signos que pueden concluir que usted tenga dicha lesión son:

  • Dolor punzante en la zona lateral de la rodilla.
  • Suele aparecer a los pocos minutos de comenzar a correr.
  • Aparece dolor al subir y bajar escaleras.
  • El dolor es más agudo al correr a velocidades bajas.
  • Dolor punzante sobre todo en los 30º de flexión de rodilla.

Esta lesión se puede dar con mayor incidencia en sujetos que sean pronadores, con rodillas en genu varo y tengan debilidad en abductores de cadera, así como psoas acortados. La mayoría de estudios muestran como se puede readaptar dicha lesión en un período de 5-6 semanas dependiendo de la severidad del caso. Es importante parar de correr en las primeras fases de la lesión, realizar entrenamientos de fuerza isométrica y movilidad siempre en manos de profesionales del deporte.

Para conocer en que estadío está nuestra lesión vamos a tener en consideración la clasificación de Dubin, 2006, donde aparecen 5 grados de dolor:

Grado 1: El dolor no ocurre durante la actividad normal, pero generalmente se siente 1 ó 3 horas después de acabar el entrenamiento. El dolor suele desaparecer en 24h sin necesidad de tratamiento.

Grado 2: Un mínimo dolor se presenta hacia el final del entrenamiento de carrera. No se ve afectado el rendimiento y el tratamiento en este grado es necesario para prevenir el grado 3 de lesión.

Grado 3: El dolor aparece tan pronto como empieza el entrenamiento, interfiere en la velocidad y duración de la sesión. El tratamiento y modificaciones en el entrenamiento son necesarias para prevenir el grado 3 y no progresar al grado 4.

Grado 4: El dolor limita el entrenamiento y también se hace notable durante actividades diarias. El atleta no puede continuar con el tratamiento específico. Es recomendable el entrenamiento de bajo impacto, como nadar, correr en piscina y bici, así como terapia muscular que pueden disminuir la severidad de la lesión. El objetivo de la terapia es reducir la inflamación y restablecer la fuerza, flexibilidad de cadera y musculatura de cuadriceps permitiendo al atleta volver al deporte específico libre de dolor.

Grado 5: El dolor interfiere con el entrenamiento y actividades de la vida diaria. La terapia agresiva es requerida y la cirugía podría ser necesaria.

Una vez que sepamos el grado en el que nos encontramos es importante conocer los ejercicios adecuados para readaptar la lesión e intentar que ésta no vuelva a aparecer. En próximos post daremos las pautas para mejorar la funcionalidad de la rodilla y progresión de ejercicios para poder correr en óptimas condiciones.

Pero es necesario recordar siempre que:

más vale prevenir que curar.

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