Volver a entrenar tras una lesión.
¿Qué levante la mano quién no haya sufrido a lo largo de su vida deportiva una lesión? ¿Cuántos meses habéis estado en el «dique seco» por culpa de una caída, de una sobrecarga, de una rotura fibrilar…?
Las lesiones suponen una interrupción más o menos duradera en nuestro entrenamiento diario. Por ello a la hora de retomar el entrenamiento es muy importante que sepamos en qué punto nos encontramos y hacia dónde queremos ir.
Normalmente, durante una lesión, pasamos por varias fases:
1. Saber qué nos pasa, conocer el problema, el tipo de lesión.
2. Ponernos en manos de especialistas, porqué ha sucedido la lesión.
3. Seguir el tratamiento estipulado para volver pronto al ámbito de entrenamiento.
Es cierto, que además de estas fases mencionadas, la mente pasa por otros estados totalmente diferentes, te sientes decaído, pensando cuánto durará la lesión, tienes ganas de entrenar, sientes impotencia… pero nada que no se solvente llevando unas pautas marcadas para recuperar la lesión lo más rápido posible.
Está claro que todas estas fases dependerán del tipo de lesión que tengamos, no será lo mismo un esguince que una fascitis plantar, o una fisura que una rotura de hueso (como podemos ver en la caída de Julien Absalon que aparece más abajo en el vídeo, donde se fracturó la clavícula)…
Uno de los puntos fuertes para volver al terreno de juego y estar seguros de qué podemos volver a nuestro ritmo habitual, es conocer porqué apareció la lesión: falta de técnica, sobrecarga, ritmo alto de entrenamiento, falta de descanso. Otro tema aparte es si la lesión se ha producido por una caída, un golpe o cualquier factor externo a nosotros y nuestro entrenamiento.
Durante la lesión, está claro que no podremos usar el miembro o miembros lesionados, pero si el resto del cuerpo lo tenemos intactos podremos aprovechar para movilizar o entrenar aquella parte que no se ha visto afectada.
Algunos ejemplos:
– Si no podemos correr debido a un esguince, fascitis plantar, sobrecarga muscular…seguro que podemos ir a la piscina y hacer unos metros para no perder tanto ritmo de entrenamiento.
– Si no podemos montar en bici por culpa de una bursitis en la rodilla, por sobrecarga en cuádriceps…seguro que podemos ir a la piscina como en el ejemplo anterior o trabajar tren superior en el gym.
Ya nos hemos recuperado, ¿y ahora qué?
Dependiendo el tiempo que hayamos estado fuera de juego, la vuelta a nuestro deporte será más o menos progresiva. Primero tendremos que evaluarnos y saber en qué punto nos hemos quedado y a partir de ahí comenzar de nuevo. No penséis que es un paso atrás, simplemente es un parón para recuperar bien y volver con más ganas que nunca.
Seguro que también, además de entrenar el cuerpo deberemos entrenar la mente, para no decaer cuando veamos que corremos más lento, que levantamos menos peso, que nos cuesta más pedalear…Para nuestro físico es importante adaptar el volumen, la intensidad, las sesiones, al tipo de lesión que hemos tenido.
Si hemos estado bastante tiempo sin sentir el entrenamiento en nuestro cuerpo, lo mejor será conseguir un poquito de masa muscular para evitar lesiones de nuevo y comenzar con entrenamiento livianos y poco lesivos como nadar, ciclismo donde no hay impacto, lo cual también dependerá del tipo de lesión que hayamos sufrido.
Si en cualquier momento tenemos dolor en la zona lesionada, molestias o cualquier síntoma de recaída lo mejor será cesar el entrenamiento y volver a casa. Poco a poco todo se consigue.
No desesperes y adelante!
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