Retracción de la musculatura isquiosural

12 febrero, 2014

La retracción de la musculatura isquiosural o lo que comúnmente sen conoce como «síndrome de acortamiento de isquiotibiales» es una lesión caracterizada por una disminución importante de la elasticidad de la musculatura posterior del cuadriceps, con la consecuente limitación de la ADM (amplitud del movimiento).

Isquiotibiales

Isquiotibiales

 

Antes de entrar de lleno en el tema en cuestión, vamos a repasar la anatomía de este grupo muscular. Los isquiotibiales se componen de 3 músculos: semimembranoso, semitendinoso y biceps femoral (porción larga y porción corta).

A continuación vamos a repasar el origen e inserción de cada músculo con las funciones anatómicas específicas de cada uno:

 

 

Semimembranoso: 

Origen: isquion. Inserción: cara posterior e interna de la tibia.

Su función: flexión y rotación interna de la articulación de la rodilla, así como extensión y además ayuda a la rotación interna de la articulación de la cadera.

Semitendinoso:

Origen: En el isquión (por medio de un tendón común con la porción larga del bíceps femoral) Inserción: En la superficie interna del cuerpo de la tibia.

Función: su tensión produce la flexión y la rotación de la rodilla. Además extiende y ayuda a la rotación interna de la cadera. Extiende el muslo sobre la cadera.

Bíceps femoral: Porción larga

Origen: Junto al músculo semitendinoso de la parte inferior-media del área superior de la tuberosidad isquiática. Inserción: cabeza del peroné por una parte y en la tuberosidad o meseta tibial por la otra.

Función: Flexión rodilla y extensión cadera.

Bíceps femoral: Porción corta

Origen: tercio inferior del intersticio de la línea áspera del Fémur. Inserción: cabeza del peroné por una parte y en la tuberosidad o meseta tibial por la otra.

Función: Rotación externa de rodilla y cadera.

Tras este breve repaso, donde hemos diferenciado los 3 músculos del grupo isquiotibial vamos a pasar a hablar de la patología o lesión en cuestión.

Los isquiotibiales están relacionados con el control postural y el mantenimiento de la postura, por ejemplo al inclinarnos hacia adelante, éstos se tensan para evitar que nos caigamos. El acortamiento común de esta patología generará descompensaciones y problemas en la cadena muscular, afectando desde espalda, rodilla llegando incluso a lesiones severas.

Lsa lesiones más seria a la que nos podemos enfrentar debido a esta rigidez y falta de flexibilidad es:

A nivel de rodilla: tendinitis rotuliana

A nivel de espalda: zona lumbar-sacroilíaca y en la parte baja-media de zona dorsal, llegando incluso a incapacidad motora.

Curvaturas anatómicas

Curvaturas anatómicas

Centrándonos a nivel de espalda cabe destacar que si la patología no se corrige y persiste, las curvaturas anatómicas se pueden ver alteradas, aumentando la curvatura dorsal (cifosis torácica), variaciones en zona lumbar y sacra, alterando los discos intervertebrales (protusiones, hernias discales lumbares…)

 

Hay una serie de factores que hará que aparezca o se agrave esta patología; por ejemplo: estar sentado durante mucho tiempo, bajo nivel de actividad física, disminución de movimiento articular, alteraciones posturales…  Para prevenir este síndrome o su agravamiento debemos tener en cuenta una serie de recomendaciones, entre las que se encuentran:

– No estirar la pierna en un rango de amplitud que nos sea molesto.

– Estirar muy suave y realizando varias series del mismo estiramiento para ir calentando las fibras musculares.

Pilates

Pilates

– Practicar deportes como yoga o pilates como complemento a nuestra práctica deportiva, de este modo nos «obligaremos» a estirar las cadenas musculares.

Aquí hemos explicado causas, consecuencias y prevención, ahora toca ponerlo en práctica.

 

Un saludo.

– Mª Jesús Aguilera –

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