Informazioni sul prodotto Prada Amber Eau de Parfum Vaporizador 50 Ml Hombre
UNA PERFECTA FUSIÓN ENTRE MODERNIDAD Y CLASICISMO
PRADA AMBER es un “Eau de Parfum” para mujer perteneciente a la familia Oriental Amaderada. Se trata de un perfume que conjuga a la perfección la feminidad clásica con la sensibilidad moderna, envuelto por un halo de misterio, que despierta la atención y el deseo absoluto.
Esta fragancia fue creada en el año 2004 por los perfumistas Carlos Benaim, Max Gavarry y Clement Gavarry. Prada Amber es elegante y refinada, un aroma oriental que enamora a las mujeres más maduras, pero teñida con notas verdes, que captan la atención de un público más juvenil. Una fragancia totalmente versátil, pero con un único fin: la seducción elegante. Un propósito que se lleva a cabo con discreción y cierto aire de timidez, alejada de las insinuaciones, Amber seduce con su presencia, con su sonrisa o con una simple mirada.
Su estela, inicia con notas cítricas cargadas de frescura, como bergamota, estragón, notas afrutadas y notas verdes, pudiendo apreciar también un tono amargo para contrastar el dulzor con el que nos sorprende su corazón, totalmente floral y teñido por miel, creando así una sensación de cremosidad absoluta. Finalmente, esta se apaga con una fusión exquisita y apetecible, creada por la combinación de vainilla y ámbar, con fuertes y marcadas influencias de pachulí.
PERFUME ÍNTIMO. Este perfume dispone de un nivel altísimo de intimidad, por lo que es el compañero perfecto para ocasiones especiales o cenas románticas, con el que crearemos una atmósfera idónea para dar rienda suelta a la pasión y al deseo.
FEMINIDAD EXTREMA. Prada Amber es una fragancia rebosante de feminidad, gracias a sus notas con carácter e intensa personalidad. Un aroma bañado por pachulí, lo que la convierte también en una esencia adictiva e irresistible.
FRASCO CLÁSICO. Su frasco, destaca por sus líneas rectas y puras, que dibujan tras de sí un perfecto rectángulo. Su cuello, de forma cilíndrica se sitúa en un extremo del rectángulo, puesto que muchos de sus tamaños incorporan un bombín, transportándonos a un tocador de los años 20.