Incluso en nuestro mundo acelerado, hay momentos en los que vale la pena reducir la velocidad.
Tomar entre comidas y hora de acostarse, por ejemplo.
Durante estas ocasiones, quieres una proteína que tome su tiempo.
Algo que te detenga hasta tu próxima comida.
Una proteína que se descompone más lentamente, entregando sus aminoácidos durante varias horas
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