Ya estamos inmersos en el verano, sois muchos los que estáis a la caza del broceado perfecto. Si hace unos días, compartíamos con vosotros los mejores consejos para acelerar de manera natural el bronceado, hoy hablamos sobre los cuidados sobre las quemaduras solares, para que aquellos que no hayáis tenido tanto éxito, podáis recuperar la salud de vuestra piel lo más pronto posible, sin que os quede ninguna marca.
Contenido
Prevención
Sabemos que si estás leyendo este post puede que sea tarde y ya estés quemado, no obstante, recuerda para futuras exposiciones al sol que la prevención de las quemaduras solares es esencial para la salud de nuestra piel, y evitar problemas como manchas, y enfermedades como los melanomas.
Aplícate siempre un factor de protección en concordancia a tu piel al menos media hora antes de la exposición solar y renuévalo al menos cada 2 horas. Toma el sol de manera inteligente y evita estar expuesto al sol directamente durante más de media hora. Si estás por ejemplo, echando el día en la playa, combina intervalos al sol con intervalos a la sombra.
Baja la temperatura de tu piel
Las quemaduras solares se caracterizar por un enrojecimiento e inflamación de la piel, acompañado de un aumento de su temperatura. Lo primero en estos casos es bajar este aumento de temperatura, para lo que se recomienda tomar una ducha con agua tibia inmediatamente después. No te frotes en la zona afectada, ni te laves con agua excesivamente caliente ni fría, lo cual, podría agravar el problema. Puedes utilizar un gel con aloe vera, ideales para la piel quemada, como los de Aloe Pura.
Si aún después de la ducha notas la piel muy caliente, aplícate una compresa de frío para que volver a tu temperatura habitual. Si no tienes una compresa específica para esto, como la de Renoflex, puedes envolver algunos hielos en una toalla y ponértelos sobre la zona afecta. Nunca apliques hielo directamente en tu piel.
Hidrátate
Una quemadura en la piel provoca una importante pérdida de líquido en nuestro organismo, que puede llegar a provocarte deshidratación, nauseas, dolor de cabeza y sed, por lo que es esencial que te hidrates por fuera y por dentro:
- Bebe abundante agua, o incluso algún isotónico en las horas posteriores.
- Utiliza algún after sun para rehidratar la piel. Son muy recomendables aquellos con aloe vera.
Protege tu piel
Trata de tocar tu piel lo menos posible; no te rasques, ni te pongas prendas que te rocen. Si comienzan a aparecer pellejos, no te los peles y deja que se caigan de manera natural.
En caso de aparecer ampollas, no las toques, y cúbrelas con ayuda de una gasa en caso de que exploten. Si la superficie con ampollar supera el 20% de la superficie quemada, o la inflamación no se reduce con los cuidados anteriores, acude a un médico para que pueda recetarte un tratamiento específico.
No te expongas nuevamente al sol hasta estar recuperado
Lo más efectivo para que tu piel recupere su aspecto natural rápidamente es no tomar el sol durante unos días, así como evitar baños en agua salada.
Si no tienes más remedio que acudir a algún lugar en el que estarás expuesto al sol, en esta ocasión no bastará con aplicarte un factor solar alto. Busca la sombra y cubre la piel quemada con prendas y complementos como por ejemplo viseras.